Hace 20 años se dio inicio a lo que llamamos la nueva inversión española en Perú. Quiero incidir en el concepto de la nueva inversión porque con ese enfoque podemos mirar al espejo y entender qué la propició. España entonces experimentaba un fuerte crecimiento en su economía debido al ingreso en la Comunidad Europea, lo que incentivó a sus empresas líderes mirar a otros mercados y esa oportunidad se presentaba en América Latina. 

Valgan verdades, entonces la región tenía nombres propios: Argentina, Chile, México o Venezuela. Colombia no encajaba por su inseguridad, Brasil tampoco por ser un país desconocido, con muchas barreras a la inversión; y Perú, sencillamente no estaba en el mapa por todo lo que significábamos en aquella época (violencia, escasa institucionalidad, mercado muy pobre, etc.).

Ante ese escenario es que aparece primero Telefónica, en febrero de 1994, haciendo una apuesta agresiva por el 35% de las acciones de la Compañía Peruana de Teléfonos (CPT) y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). En ese momento tenía una necesidad imperiosa de ingresar al mercado peruano y así generar las sinergias indispensables para ampliar sus operaciones. Ya se encontraba entonces en Chile y Argentina, pero necesitaba sumar para escalar a nuevos mercados.

La llegada de Telefónica convocó la atención de otras empresas españolas de primer nivel y en el transcurso de los siguientes tres años llegaron Endesa, BBV (entonces sin la A de Argentaria), el Santander, Repsol y con ellos sus principales empresas proveedoras. De ese modo, España se vuelve el primer país inversor en el Perú con una apuesta de crecimiento a largo plazo, ya que se concentra en la prestación de servicios públicos, dando así señales de confianza que convoca a nuevos inversionistas.

El país que hoy tenemos es, largamente, un Perú más integrado geográficamente, con mejores servicios públicos, con menos pobreza y avances en su ciudadanía. Ese crecimiento ha sido posible gracias a la mayor inversión en infraestructura y acceso de servicios para todos, dándose un gran impulso para incorporar a los ciudadanos geográficamente alejados con comunicaciones, a los pobres que vivían en las zonas rurales y urbanas marginales garantizándoles energía y haciendo sujetos de crédito a millones que no podían acceder a la banca. Hoy, todo lo vemos más claro.

Todo este proceso inclusivo se inició hace 20 años.