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La banca nos enseña

Por: Jorge Melo Vega, Gerente General de Responde

Publicado: 2013-09-19

Hace pocas semanas el sector bancario ha iniciado una campaña, a través de su gremio ASBANC, denominada “No hagas tanta luz”. En ella aborda la primera preocupación nacional que es demandada al Estado: la seguridad. Esta materia está íntimamente ligada al dinero que es el giro de su negocio, pero al ser altamente sensible a todos, alcanza mayor repercusión y la campaña nos orienta en un aspecto primordial como es el de la seguridad ciudadana. 

Algunos dirán, “claro, están incentivando a que se utilicen más sus productos bancarios”. Y sí, es correcta esa presunción y está bien que así sea, porque los productos que desarrollan las empresas precisamente son para mejorar la calidad de vida de las personas y obtengan tiempo, bienestar social, etc. Quizás los más jóvenes no lo sepan, pero antes los bancos no se interconectaban entre ellos e incluso entre sus propias agencias y las operaciones se hacían en efectivo. Ahora, eso no es así y existen múltiples formas de realizar transacciones dinerarias sin tener que portar billetes; esto es más fácil, rápido, seguro, pero como ocurre con muchos temas en nuestra realidad, damos por descontado que así es, es lo normal, sin entender que detrás de muchos productos y servicios que parecen naturales existen fuertes inversiones.

La banca no es precisamente la industria que tiene la mejor reputación a nivel global, de acuerdo al último estudio de Reputation Institute, pero en el Perú vienen impulsando iniciativas que merecen tomarse en cuenta para entender el papel que pueden cumplir las empresas y sus gremios para desarrollar una mejor ciudadanía. Se trata de entender la responsabilidad social como la actuación que tiene una empresa, ciñéndose a las particularidades de su negocio y que le permite generar valor para sus principales grupos de interés.


Cautos y responsables

Si los bancos nos están insistiendo que no debemos cargar grandes sumas de dinero, porque es innecesario y existen formas más seguras y rápidas de hacerlo, nos están transmitiendo mensajes de mejora para nuestra seguridad. Lo que significa, que si seguimos con esta orientación habrá menos incentivos para los ladrones de conseguir dinero fácil, arrebatándoselo al incauto o irresponsable ciudadano. Puede resultar muy básico, pero si alguien nos enseña a ser más cautos y responsables, nos está dando una lección de ciudadanía.

En esa misma línea, el propio sector bancario hace pocos meses atrás también inició una campaña a la que denominó “Hablemos más simple”, que está dirigida a que los contratos asimétricos de la banca sean más sencillos y entendibles, insistiendo en que no debe haber “letra pequeña”. Observemos detenidamente, los bancos están reconociendo los naturales impactos negativos del giro de su industria en nuestra realidad, tocando fibras sensibles de su propio sector como es la información, promoviendo por tanto una mayor vigilancia y cuidado entre sus clientes, para que no sean sorprendidos y se transformen, otra vez, en cautos y responsables.

Estos ejemplos, de una industria que tiene contacto con millones de clientes promueven la ansiada “Ciudadanía Corporativa”, que es precisamente la punta del iceberg de la gestión sostenible que pretende la responsabilidad social. De este modo, tenemos clientes- ciudadanos que estarán cada vez más alertas de los servicios que le ofrecen las empresas de diferentes sectores, se volverán más y mejores demandantes de lo que van a transar y poco a poco irán adquiriendo una mayor cultura de consumo y ciudadanía, que los convertirán en mejores electores al momento de escoger la oferta electoral y las calidades del candidato que le pide su voto. Es el círculo virtuoso que genera la ciudadanía corporativa.


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Responde, consultora en Sostenibilidad y Reputación