"Hay que..."
Compromiso con la sostenibilidad
Por Jorge Melo Vega, gerente general de Responde.
Hemos tenido la oportunidad de participar en los meses recientes en distintos conversatorios, talleres y conferencias para abordar el tema de la promoción de la sostenibilidad. Ya no queda duda de los beneficios que trae para la sociedad su adecuada gestión pero la gran tarea pendiente es cómo comunicamos este modelo para su puesta en práctica en todas las organizaciones y, especialmente, en las distintas instancias del sector público.
Somos conscientes de los enormes beneficios que nos traería si lográsemos que los encargados de compras en las empresas y demás instituciones se preocupasen de priorizar más allá del precio, que la empresa a la que le compran respeta los aspectos laborales, ambientales o tributarios. Las grandes empresas sí lo vienen haciendo, pero la gran mayoría definitivamente no lo hace: “no es mi problema y yo tengo que comprar barato”.
Y es que profundizar la responsabilidad social en nuestro país es mucho más difícil que en otros debido a que somos una sociedad con un bajo nivel de civismo, nos cuesta mucho confrontar a otros cuando hacen algo indebido. Qué hacemos, por ejemplo, cuando vemos que alguien bota basura desde el auto o en la calle, qué cuando alguien cruza la calle indebidamente, qué cuando el chofer del bus se detiene en cualquier parte. Hay una larga lista de evidencias que nos demuestra que somos muy permisivos y no confrontamos las inconductas ciudadanas probablemente para no hacernos problemas. Pero en realidad nuestra inacción sí nos está perjudicando a todos.
En la gran mayoría de países incluso de igual o menor desarrollo que el nuestro, los fundamentos ciudadanos se convierte en el impulsador de mejores prácticas en responsabilidad social. El respeto a la norma, a la autoridad o al vecino, permite entender mejor que la gestión sostenible trae mayores beneficios y por tanto las empresas y los funcionarios públicos saben que deben mejorar, porque el mercado o los ciudadanos así se lo demandan. No es ese nuestro caso y por ello diseminar la RS resulta más difícil. Si somos permisivos con la informalidad que nos rodea y la promovemos, difícilmente podremos demandar buenas prácticas y por tanto las organizaciones no tienen que esforzarse por ofrecérnoslas.
En los diferentes espacios que tratamos sobre estos temas surgen innumerables iniciativas precedidas en el “hay que”. Creemos que esa premisa ya no nos sirve porque terceriza la acción en nadie, esto es que si el esfuerzo ciudadano no se organiza o impulsa por parte de quienes sabemos que debemos movilizarnos el “hay que” es casi un sinónimo de “no es mi problema”. Priorizar e impulsar iniciativas que nos confronte para reaccionar y llamar la atención al que comete una falta que está perjudicando a la comunidad, permitirá que todos, incluido al que le llamamos la atención, vivamos en un entorno ciudadano de constante mejora. Este es el mejor cimiento para impulsar nuestro propio modelo de sostenibilidad.