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Competitividad 2.0 = Sostenibilidad

Publicado: 2010-12-13

Por: Jorge Melo Vega

Para las mayorías “competitividad” es una palabra que da miedo. Casi siempre la asociamos a TLCs, con normas que solo buscan la rentabilidad de las empresas y es casi un sinónimo de pérdida de empleos.

Sin embargo, los hechos prueban que si la economía de nuestro país crece es porque las empresas se han vuelto más competitivas, es decir, trabajan por ser mejores cada día y por minimizar los números en rojo. Por ello, el gobierno, que ha advertido esto, intenta ofrecer las condiciones necesarias para que la relación de las empresas con la administración no sea un lastre que limite el crecimiento y, por ende, la generación de riqueza para el país.

Observemos que así como en el Perú se “corta grasa” tanto a nivel empresarial como en el propio Estado, en otros países de la región ocurre lo mismo con su regulación promoviendo que su aparato productivo mejore para que las inversiones y el crecimiento se oriente hacia ellos: la torta es casi la misma y se reparte de acuerdo a las mejores condiciones que ofrece cada nación.

En ese sentido, es positivo que desde el MEF se ponga especial atención al Ranking Doing Business que promueve el Banco Mundial, para poder identificar las actividades que limitan el desarrollo de las inversiones y por tanto, monitorear esos indicadores obligándose a realizar mejoras con fechas de cumplimiento concretas. Es lo mismo que hacen las empresas adecuadamente gestionadas, ellas se fijan metas en todos los indicadores, sean estos en la producción y comercialización, como también con los que son puramente intangibles, de allí que la relación con la sociedad y la reputación se miden al detalle.

Para ilustrar nuestro ejercicio imaginémonos una empresa grande que lidera el mercado, que genera buenas utilidades y que sus ejecutivos se nutren de autocomplacencia elevándose los sueldos. Bien por ellos. Pero también hay otras empresas del mismo sector de menor tamaño y que crecen más y arrojan mayores utilidades. Estos márgenes son los que le permiten luego ser utilizados para ofrecer productos y servicios con precios más agresivos y seguir creciendo en el mercado, cosa que la empresa grande ya no puede hacer porque no tiene el margen necesario para responder y empieza por tanto a perder cuota de mercado, esto es, a ser menos competitiva.

¿Estados y empresas competitivas? ¿Para qué?, preguntaría un preocupado lector. La respuesta tiene una dimensión social muy importante: esa competitividad es la condición sine qua non para que sea sostenible. La empresa o país que no impulsa una gestión en la línea de la competitividad es cada vez menos sostenible y eso se manifiesta de manera sencilla en pérdida de empleos para “ajustarse” ingresándose a un terrible círculo vicioso del que luego es muy difícil salir.

Debemos ser muy cuidadosos con el uso de los indicadores que nos permiten identificar si somos cada vez más eficientes y efectivos con los mismos recursos o estamos retrocediendo. Hay que evaluar constantemente cómo están los otros que hacen lo mismo que nosotros e identificar lo mejor de ellos. Para los peruanos es importante priorizar y reinventar la competitividad, darle una categoría de 2.0, para ponerlo en términos tecnológicos si se quiere. Esta condición es necesaria para hacer que nuestro país y sus empresas sean cada vez más exitosos y generadores de empleos de calidad.

(Publicado originalmente en la Revista Stakeholders Nº21)


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Responde, consultora en Sostenibilidad y Reputación